Por qué la prehabilitación debe ser mandatoria en el cáncer
Analizamos los fundamentos, las intervenciones, los resultados y las duraciones mínimas efectivas de los programas de prehabilitación en personas sometidas a cirugía oncológica.
Como siempre, antes de empezar me gustaría agradecerte tu tiempo de lectura. Y por favor, si conoces a alguien con cáncer que le pueda servir este artículo, no dudes en enviárselo. A las personas con cáncer, no se les ofrece toda la información que se debería y necesitamos que sean mucho más conscientes de la importancia de realizar ejercicio físico durante y tras la enfermedad. Gracias! - Dani
La cirugía para tratar el cáncer es dura para el cuerpo y la calidad de vida del paciente. Después de la operación, pueden surgir muchos problemas si el paciente ya no está en su mejor forma física. La prehabilitación es como preparar al cuerpo para una competición, con ejercicios, buena comida y maneras de calmarse. Es como un extra que suma a otros programas de recuperación. Pero, claro, organizar todo esto antes de la operación lleva tiempo y esfuerzo.
Los estudios disponibles sugieren que la prehabilitación puede mejorar tanto los resultados fisiológicos (como la masa corporal magra y el consumo máximo de oxígeno) como los clínicos (incluyendo las complicaciones postoperatorias y la calidad de vida).
El periodo después de la operación puede tener muchos problemas, como complicaciones que dependen del tipo de cirugía, historial médico y estado físico de la persona. Estas complicaciones son preocupantes para los pacientes con cáncer, ya que pueden afectar a su pronóstico. Por eso, en los últimos años, ha habido más atención en hacer intervenciones con ejercicio físico y asesoramiento nutricional antes de la operación para mejorar la salud del paciente.
Evaluar la efectividad de la prehabilitación es un desafío debido a la amplia gama de intervenciones, duraciones y enfoques utilizados. En este artículo me centro en las consideraciones clave para diseñar un programa de prehabilitación que realmente marque la diferencia en la condición física del paciente, ayudándolo a llegar a la cirugía en la mejor condición física posible y así, recuperarse más rápidamente.
La razón de ser de la prehabilitación
El cáncer representa una carga significativa en diversos aspectos de la vida de los pacientes, afectando a su salud mental, física, situación económica, e incluso la de sus cuidadores.
Los momentos previos a la cirugía suelen ser tiempos de gran estrés y ansiedad para los pacientes desde el punto de vista de la salud mental. Además, está claro que a medida que aumentan las complicaciones posteriores a la cirugía, el desafío emocional para el paciente se vuelve aún más grande. Muchas veces se nos olvida el gran papel que tiene el ejercicio para reducir la ansiedad y mejorar el estado de ánimo de los pacientes.
Y es que cómo va a ser lo mismo esperar a la cirugía sin hacer nada, que tomando las riendas y afrontando activamente este período con un buen programa de prehabilitación con ejercicio físico. Desde el punto de vista emocional, son dos realidades totalmente diferentes.
La salud general y la condición física es el foco principal de muchas intervenciones de prehabilitación. Sea cual sea la causa, un deterioro general de la salud física puede manifestarse a través de sarcopenia, desnutrición y/o una disminución en la capacidad cardiorrespiratoria.
La sarcopenia se caracteriza por una reducción en la fuerza muscular y en la cantidad o calidad de los músculos. Puede ser identificada mediante cuestionarios de autoevaluación (por ejemplo, el SARC-F) y confirmada mediante una combinación de pruebas de fuerza (como la fuerza de agarre o la prueba de sentarse y levantarse de una silla) y mediciones de la masa muscular (como tomografías computarizadas o impedancia bioeléctrica).
La masa muscular tiende a disminuir en la mayoría de los pacientes después de la quimiorradioterapia neoadyuvante para el adenocarcinoma rectal, lo que incrementa la prevalencia de sarcopenia antes de la cirugía [1]. Además, se ha observado que la sarcopenia es un predictor de peores resultados en diversos tipos de cáncer, incluyendo esofágico, de ovario, colorrectal y de cabeza y cuello [1].
Si nos vamos al contexto nutricional, las cosas no mejoran mucho. Los problemas nutricionales son comunes en pacientes con cáncer y afectan negativamente su pronóstico. En un estudio con 637 pacientes, Zhang y colaboradores encontraron que hasta el 43,7% estaban en riesgo alto de desnutrición [2]. Además, la desnutrición se relaciona con más complicaciones postoperatorias. Los pacientes con alto riesgo de desnutrición tienen más del doble de probabilidades de experimentar complicaciones postoperatorias y una peor supervivencia [3].
Es importante señalar que, aunque se trata de condiciones distintas, la sarcopenia y la malnutrición coexisten a menudo. Y ahora imagínate que la persona tiene una baja capacidad cardiorrespiratoria, ya la cosa se complica y mucho.
Si me preguntas cuál sería mi principal prioridad para mejorar en un paciente con cáncer antes de la cirugía, te diría la capacidad cardiorrespiratoria, y te explico por qué.
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