Los secretos de la inmunidad contra el cáncer.
Descubre cómo el ejercicio físico mejora las barreras naturales del cuerpo para hacer frente al cáncer.
Aquí me encuentro, querido lector, disfrutando del sol recostado en una tumbona mientras una abeja revolotea cerca de mi brazo.
La curiosidad me asalta de inmediato: ¿las abejas pican? ¿O eran solo las avispas? La duda me invade, así que decido recurrir a ChatGPT en busca de respuestas. Esto es lo que me ha revelado:
¡Claro que sí! Las abejas tienen la capacidad de picar. Son las abejas hembras, las que usualmente están ocupadas recolectando néctar y polen, las que poseen un aguijón venenoso que emplean para defenderse cuando se sienten amenazadas.
Cuando una abeja pica, su aguijón queda enganchado en la piel de su objetivo, lo que ocasiona que parte de su abdomen se desprenda y que la abeja fallezca poco después. Esto se debe a que el aguijón está anatómicamente diseñado para quedar atrapado en la piel de mamíferos, como los humanos, pero no en otras superficies más duras o en otros insectos.
Es crucial mantener la calma y evitar movimientos bruscos para evitar ser picado.
Esta situación me lleva a reflexionar, querido amigo, sobre la astucia de las células tumorales para evadir el sistema inmune. Al igual que yo intento pasar desapercibido como una simple tumbona más en el jardín para evitar el ataque de la abeja, las células tumorales también se camuflan para evadir la detección y el ataque del sistema inmune.
Lo que pasa es que las abejas son muy pacíficas y no están interesadas en hacerte daño, pero nuestro sistema inmunológico sí está decidido a eliminar esas células tumorales. Por eso, las células tumorales no pueden simplemente quedarse de brazos cruzados.
Las células tumorales son como expertas en esquivar al sistema inmune y hacer su propia fiesta para sobrevivir y crecer. Usan un montón de trucos para lograrlo:
1. Inmunosupresión: Tirando secreciones por aquí y por allá, las células tumorales pueden bloquear la acción de las células del sistema inmune, como los linfocitos T y las células asesinas naturales (NK), dejándolas en el aire y sin poder atacar al tumor [1].
2. Expresión de moléculas inhibidoras: Las células tumorales son tan descaradas que llegan al punto de expresar moléculas inhibidoras como PD-L1, que básicamente les dice a las células inmunes "tranquis, no hace falta que trabajen tanto", evitando así que se desate una buena respuesta inmune contra el tumor [1].
3. Escapismo: Algunas células tumorales son como camaleones, cambian su apariencia para que las células inmunes no las reconozcan y así puedan seguir su fiesta sin que las molesten [1]. Algo parecido a lo que he hecho yo con las abejas.
4. Haciendo amigos en el sistema inmune: Las células tumorales son astutas, convencen a células del sistema inmune para que se vuelvan del otro lado, como las células supresoras mieloides derivadas del tumor (MDSC) y las células T reguladoras (Treg), que básicamente se ponen del lado del tumor y lo protegen de los ataques inmunes [1].
5. Vigilando el barrio: Las células tumorales son las reinas del barrio, cambian el ambiente a su alrededor para que sea más fácil para ellas crecer y más difícil para el sistema inmune atacarlas [1].
Estos trucos permiten a las células tumorales pasar desapercibidas y seguir adelante en su camino de causar estragos, contribuyendo a la progresión del cáncer.
¿Podemos hacer algo nosotros por ayudar a nuestro sistema inmune a ser más eficaz en detectar al cáncer?
En la actualidad, sabemos que sí, podemos lograrlo mediante el ejercicio físico.
Permíteme explicarte cómo el ejercicio físico influye en nuestra inmunidad frente al cáncer.
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