Cómo el ejercicio físico potencia la inmunoterapia contra el cáncer: Nuevos mecanismos revelados.
Descubre cómo el ejercicio físico revoluciona la inmunoterapia, potenciando la respuesta contra el cáncer con nuevos mecanismos innovadores.
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Si aún no me conoces, permíteme presentarme: soy Daniel Lucena, entrenador especializado en la prescripción de ejercicio para personas con cáncer. A través de mi trabajo, me dedico a difundir la enorme importancia de hacer ejercicio durante el proceso oncológico y a formar tanto a profesionales como a pacientes para que practiquen ejercicio de manera segura y efectiva.
En este espacio, comparto semanalmente mis aprendizajes sobre la fisiopatología del cáncer y cómo el ejercicio físico puede generar un impacto significativo en ella.
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Querido lector,
en el artículo de hoy exploraremos los roles y los mecanismos que convierten al ejercicio físico en un potente aliado para las células inmunitarias.
¿Sabías que además de reducir la probabilidad de desarrollar cáncer, el ejercicio también puede potenciar la eficacia de ciertos tratamientos oncológicos aprobados, como la terapia dirigida, la inmunoterapia y la radioterapia?
Como un modulador clave de la respuesta inmunitaria, el ejercicio está emergiendo como un componente crucial en las nuevas inmunoterapias. Los mecanismos responsables de estos efectos incluyen la regulación de la angiogénesis intratumoral, las mioquinas, las adipocinas, sus vías asociadas, el metabolismo del cáncer y la inmunidad antitumoral.
Si tras el diagnóstico de cáncer te han dicho que hagas ejercicio, pero no te han explicado el porqué. Bienvenido, estas en el sitio ideal. ¡Comenzamos!
Esto es la Inmunoterapia
En el mundo del tratamiento contra el cáncer, la inmunoterapia ha cambiado las reglas del juego. Esta técnica utiliza el propio sistema inmunitario del cuerpo (las defensas naturales) para atacar el cáncer, y ha revolucionado la forma en que tratamos esta enfermedad. Antes, muchos tipos de cáncer tenían pocas opciones de tratamiento y los pacientes enfrentaban pronósticos poco esperanzadores. Ahora, gracias a la inmunoterapia, las cosas son muy diferentes.
Un gran ejemplo es el melanoma, un tipo de cáncer de piel que antes era muy difícil de tratar. Con la llegada de los "inhibidores de puntos de control inmunitarios" (un tipo de inmunoterapia), los pacientes con melanoma tienen ahora mejores resultados: muchos viven más tiempo y con mejor calidad de vida. Algunos incluso logran respuestas duraderas, algo que antes parecía imposible.
Pero los beneficios de la inmunoterapia no se limitan al melanoma. También ha marcado una gran diferencia en otros tipos de cáncer, como el de pulmón, riñón, vejiga, cabeza y cuello, y ciertos linfomas. En el caso del cáncer de pulmón, por ejemplo, estos tratamientos se han convertido en una opción estándar, ayudando a los pacientes a vivir más y sentirse mejor.
Además, la inmunoterapia no solo se usa sola. Los médicos han descubierto que combinarla con otros tratamientos, como quimioterapia o radioterapia, puede hacerla aún más efectiva. Estas combinaciones atacan el cáncer desde diferentes ángulos, logrando mejores resultados y ayudando a más pacientes a superar la enfermedad o a vivir más tiempo con ella bajo control.
1. Por qué el ejercicio físico impulsa la inmunoterapia contra el cáncer
La inmunoterapia es un tratamiento poderoso contra el cáncer, ya sea sola o combinada con quimioterapia o radioterapia. Sin embargo, no está exenta de problemas. A veces, puede causar efectos secundarios, como hacer que el sistema inmunitario ataque al propio cuerpo (algo parecido a una enfermedad autoinmune). Además, el cáncer puede volverse resistente al tratamiento, porque las células cancerosas cambian y se adaptan de formas muy variadas.
Aquí es donde el ejercicio físico entra en escena.
Hacer ejercicio puede fortalecer el sistema inmunitario al reducir el estrés oxidativo (un tipo de daño en las células) y disminuir la inflamación en el cuerpo. Aunque hay estudios que respaldan esta idea, los expertos aún no están completamente de acuerdo sobre cuánto impacto tiene el ejercicio en este aspecto. Lo que sí está claro es que el ejercicio mejora la condición física y se considera un complemento importante para tratar varias enfermedades, incluido el cáncer.
Hace años se consideraba una locura hacer ejercicio durante un proceso oncológico.
Hoy se considera al ejercicio como un complemento o algo recomendable dentro de la atención al cáncer.
Dentro de pocos años, consideraremos una locura que una persona con cáncer no haga ejercicio.
1.1. Beneficios generales del ejercicio en el sistema inmunitario y en el contexto oncológico
Hacer ejercicio regularmente es como darle la estrellita de supermario a tu cuerpo. No solo te ayuda a estar en forma, sino que fortalece tus defensas, reduce el riesgo de enfermedades crónicas y te hace más resistente en general. ¿Cómo lo logra? El ejercicio pone en marcha procesos en tu cuerpo que hacen que tu sistema inmunitario, el encargado entre otras cosas de protegerte contra infecciones, funcione mejor.
Cuando haces tu entrenamiento, tu cuerpo aumenta la circulación de células inmunitarias, como los linfocitos y macrófagos. Estas células son como los "guardias" que buscan y eliminan virus, bacterias o incluso células cancerosas. Gracias al ejercicio, estos guardias patrullan tu cuerpo más rápido y eficiente, detectando problemas antes de que se conviertan en algo grave.
Además, el ejercicio ayuda a reducir la inflamación crónica, que es como el polvo que se acumula bajo el sofá: no siempre lo ves, pero ensucia tu hogar. En el cuerpo, esta inflamación silenciosa puede debilitar tus defensas y aumentar el riesgo de enfermedades, incluido el cáncer. Al mantener la inflamación bajo control, el ejercicio no solo fortalece tu sistema inmunitario, sino que también te ayuda a recuperarte más rápido de enfermedades o lesiones.
Otro gran beneficio es que el ejercicio mejora tu salud mental. Cuando te mueves, tu cuerpo libera endorfinas, sustancias que te hacen sentir bien y reducen el estrés. Esto es importante porque el estrés constante puede debilitar tus defensas, pero al estar más relajado y de buen humor, tu sistema inmunitario trabaja mejor.
Vale esto es a nivel general, pero ¿y en el contexto del cáncer?
En el caso del cáncer, el ejercicio tiene un papel especial. Al moverte, estimulas la producción de células como los linfocitos T y las células asesinas naturales, que son expertas en atacar células cancerosas. También generas una inflamación leve y controlada que despierta a tu sistema inmunitario, haciéndolo más listo para vigilar y combatir tumores. Además, el ejercicio mejora tu metabolismo, ayudándote a mantener un peso saludable, reducir la grasa corporal y mejorar cómo tu cuerpo usa la insulina. Todo esto crea un ambiente en tu cuerpo que dificulta el desarrollo del cáncer.
"El ejercicio físico fortalece el sistema inmunitario al aumentar la circulación de linfocitos T y células asesinas naturales, esenciales para combatir células cancerosas. Además, genera una inflamación controlada que mejora la vigilancia inmunitaria, potenciando el efecto de tratamientos como la inmunoterapia."
Acerca de este blog
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