Chemo-brain. Cómo tratamientos como la quimioterapia afectan al cerebro y qué estrategias existen para su manejo.
Con el aumento de sobrevivientes de cáncer, el chemo-brain es una necesidad clínica urgente. Usamos conocimientos de neurociencia para entender sus mecanismos y cómo hacerles frente.
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Soy Daniel Lucena, entrenador especializado en ejercicio y cáncer. A través de este espacio, comparto información clara y rigurosa sobre cómo el ejercicio puede ser un aliado poderoso frente al cáncer y sus efectos. Mi objetivo es que comprendas la importancia de mantenerse activo durante un proceso oncológico, basándome en ciencia, fisiología y el conocimiento de expertos para ofrecerte contenido de calidad en cada artículo.
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1. ¿Qué es el chemo-brain o quimiocerebro?
La quimioterapia puede asociarse con efectos tóxicos agudos y retardados en el sistema nervioso central. Los efectos neurotóxicos más frecuentes en pacientes adultos y pediátricos tratados con quimioterápicos incluyen síntomas neurocognitivos como cambios de humor, pérdida de memoria, dificultad para mantener la atención, problemas de concentración, y alteraciones en la velocidad de procesamiento y las funciones ejecutivas.
Estos problemas cognitivos, denominados disfunción cognitiva asociada a la quimioterapia o quimiocerebro, pueden aparecer durante o después del tratamiento y persistir, afectando la calidad de vida al impedir que los pacientes recuperen sus niveles previos de rendimiento social y académico.
Si bien estos síntomas suelen ser transitorios en la mayoría de los pacientes, en aproximadamente el 35 % de quienes se encuentran en remisión pueden persistir durante meses o incluso años. Los estudios demuestran que la disfunción cognitiva asociada al cáncer puede prolongarse entre 5 y 10 años después del tratamiento en los sobrevivientes.
El diagnóstico del quimiocerebro es complejo. Aunque no se trata de un problema clínico raro, demostrar un deterioro cognitivo clínicamente significativo resulta difícil. Estudios repetidos no han logrado evidenciar deterioro cognitivo tras la quimioterapia. Aquellos que sí lo han hecho indican que el deterioro es moderado, con una relevancia clínica limitada y una relación débil con la gravedad de la experiencia subjetiva de la "niebla mental".
A pesar de la falta de evidencia sólida sobre el deterioro objetivo, los pacientes con quimiocerebro reportan de forma consistente problemas cognitivos que afectan sus funciones diarias, como la atención, la concentración, la memoria, la búsqueda de palabras, la multitarea y la organización.
En este artículo de nuestro blog, quiero profundizar en este efecto secundario de la quimioterapia y explicarlo con mayor detalle que en mi publicación de Instagram.
El cuadro clínico del chemo-brain describe a un paciente que desarrolla un cambio perturbador, y a menudo incapacitante, en sus capacidades cognitivas subjetivas, relacionado con los efectos biológicos y psicológicos de la quimioterapia.
2. Mecanismos responsables del chemo-brain
Para que un medicamento afecte el funcionamiento del cerebro —por ejemplo, causando problemas de memoria o concentración— debe ser capaz de cruzar la barrera hematoencefálica, una especie de "escudo" que protege al cerebro de sustancias potencialmente dañinas presentes en la sangre. Para ello, el fármaco debe ser lipofílico (soluble en grasas) o poseer algún mecanismo que le permita atravesar dicha barrera.
¿Sabías que se pensaba que la mayoría de los medicamentos de quimioterapia, con excepciones como el metotrexato y el 5-fluorouracilo, no podían cruzar esta barrera?
Sin embargo, investigaciones recientes han demostrado que casi todos los quimioterápicos comúnmente utilizados pueden llegar al sistema nervioso central (cerebro y médula espinal) y provocar efectos adversos como encefalopatía (confusión mental), leucoencefalopatía (daño en la sustancia blanca), ototoxicidad (pérdida de audición) o síntomas cerebelosos (dificultades de coordinación).
Estudios avanzados, utilizando técnicas como la tomografía por emisión de positrones (PET), han confirmado que medicamentos como el cisplatino, la carmustina y el paclitaxel pueden alcanzar el cerebro tras su administración intravenosa, aunque en cantidades pequeñas. Esto explica por qué no son muy efectivos para tratar tumores cerebrales, ya que no logran concentraciones suficientemente altas.
Pero entonces surge una pregunta importante: ¿es posible que incluso estas pequeñas cantidades sean suficientes para afectar funciones cerebrales como la memoria o la atención?
Un estudio realizado por Dietrich y su equipo exploró esta cuestión administrando quimioterápicos como BCNU, cisplatino y citarabina a ratones. Observaron que estos fármacos causaban daño en áreas clave del cerebro, como la zona subventricular, el giro dentado del hipocampo y el cuerpo calloso, fundamentales para el aprendizaje y la memoria. Estos efectos incluyeron la muerte celular y una reducción en la formación de nuevas neuronas, y en algunos casos persistieron durante semanas tras suspender el tratamiento. Curiosamente, estos daños ocurrieron con dosis mucho más bajas que las necesarias para eliminar células cancerosas, lo que sugiere que el cerebro puede ser más sensible a estos medicamentos de lo que se pensaba.
Es importante tener en cuenta que los medicamentos de quimioterapia están diseñados para atacar células que se dividen rápidamente, como las cancerosas. Sin embargo, la mayoría de las neuronas —excepto en regiones específicas del cerebro— son células post-mitóticas que no se dividen.
Un cerebro post-mitótico se refiere al estado del cerebro adulto en el cual la mayoría de sus neuronas ya no se dividen ni se reemplazan con frecuencia. La palabra "post-mitótico" proviene de "mitosis", que es el proceso de división celular. En este contexto, significa que las neuronas han completado su fase de división, la cual ocurre principalmente durante el desarrollo temprano (embarazo y primeros años de vida).
A diferencia de otras células del cuerpo, como las de la piel o la sangre, que se renuevan constantemente, las neuronas maduras son más estables. Sin embargo, pequeñas regiones del cerebro, como partes del hipocampo, aún pueden generar nuevas neuronas en adultos, en un proceso llamado neurogénesis.
Este concepto es clave para comprender por qué el cerebro adulto puede ser particularmente vulnerable a ciertos daños, como los causados por la quimioterapia. En un cerebro post-mitótico, el daño neuronal es más difícil de reparar, ya que no se generan nuevas neuronas con facilidad.
Además de afectar la neurogénesis, los quimioterápicos pueden provocar daño directo en el ADN de las neuronas, especialmente aquellos que interfieren con esta molécula, acelerando el envejecimiento y la muerte celular.
Por otro lado, medicamentos como el paclitaxel, el docetaxel, la vincristina y la vinblastina actúan sobre los microtúbulos, estructuras celulares esenciales para la división celular y el transporte intracelular. En las neuronas, los microtúbulos mantienen la forma de la célula, transportan sustancias y permiten la comunicación entre células. Alterarlos puede perjudicar estas funciones y contribuir a la niebla mental.
También es necesario mencionar el rol de las células gliales. El cerebro no solo está compuesto por neuronas, sino también por células gliales como astrocitos, oligodendrocitos y microglía. Estas células cumplen funciones de soporte, protección y defensa. A diferencia de las neuronas, muchas células gliales pueden dividirse durante toda la vida, lo que las hace susceptibles al ataque de los quimioterápicos. Si estas células resultan dañadas, la microglía y los astrocitos pueden activarse en exceso, generando neuroinflamación, que afecta negativamente las funciones cognitivas.
Además, el cerebro, que representa solo el 2 % del peso corporal, consume el 20 % de la glucosa corporal, generando radicales libres o especies reactivas de oxígeno (ROS) que pueden dañar el ADN neuronal. Esto es especialmente relevante en personas mayores (más del 50 % de los casos de cáncer se diagnostican entre los 55 y 74 años), cuyo cerebro puede ser más vulnerable debido a la edad, el cáncer, la depresión u otros problemas de salud mental. Así, un daño leve por quimioterapia puede manifestarse como niebla mental, con síntomas como confusión y pérdida de memoria.
3. ¿Ejercicio físico como futuro tratamiento del chemo-brain?
El ejercicio físico es reconocido como una herramienta poderosa para mejorar la salud cerebral, a menudo descrito como una "polipíldora" por sus múltiples beneficios. Pero, ¿qué lo hace tan beneficioso para el cerebro?
Fortalecimiento de la memoria y el aprendizaje mediante el BDNF
El ejercicio incrementa los niveles de BDNF (Factor Neurotrófico Derivado del Cerebro), una proteína clave para el crecimiento, la protección y la supervivencia neuronal.
El BDNF impulsa la neuroplasticidad (la capacidad del cerebro para adaptarse y formar nuevas conexiones) y estimula la neurogénesis, especialmente en el hipocampo, una región esencial para la memoria. También favorece la formación de sinapsis, mejorando la comunicación neuronal. Estudios muestran que el ejercicio de alta intensidad eleva significativamente el BDNF, potenciando estas funciones cognitivas.
Reducción de la inflamación cerebral a través de la microglía
Como ya mencionamos, la microglía es el sistema inmunitario del cerebro. Cuando se activa en exceso, puede causar neuroinflamación y daño neuronal. El ejercicio físico regula esta actividad, promoviendo un entorno antiinflamatorio y reduciendo el riesgo de deterioro cognitivo, especialmente en personas mayores. En modelos animales, se ha demostrado que el ejercicio retrasa el Alzheimer al reducir la activación microglial.
Mejora del flujo sanguíneo cerebral mediante la angiogénesis
El ejercicio estimula la angiogénesis, es decir, la formación de nuevos vasos sanguíneos en el cerebro, lo que mejora el suministro de oxígeno y nutrientes a las neuronas. Este proceso es crucial para el hipocampo y otras áreas involucradas en la cognición.
Protección contra enfermedades neurodegenerativas
Gracias al aumento del BDNF, el control de la microglía y la mejora del riego cerebral, el ejercicio actúa como un escudo protector contra enfermedades como el Alzheimer y el Parkinson. Estudios sugieren que la actividad física regular puede retrasar la aparición de síntomas en personas genéticamente predispuestas.
Conclusión de nuestra conversación sobre el chemo-brain
En esta conversación hemos explorado en profundidad los efectos de la quimioterapia en el cerebro, conocidos como chemo-brain, y cómo el ejercicio físico puede ser una herramienta poderosa para contrarrestarlos.
Analizamos cómo los quimioterápicos, al atravesar la barrera hematoencefálica, afectan funciones cognitivas mediante daño a los microtúbulos, alteraciones en las células gliales y la generación de estrés oxidativo, sobre todo en un cerebro post-mitótico vulnerable.
Asimismo, destacamos los beneficios del ejercicio físico: el aumento del BDNF (que estimula la neurogénesis y la plasticidad neuronal), la regulación de la microglía (para reducir la neuroinflamación), la angiogénesis cerebral (que mejora el flujo sanguíneo), y la protección frente a enfermedades neurodegenerativas, además de mejorar el bienestar emocional.
Mensaje final:
Para las personas con chemo-brain, el ejercicio físico no es solo una recomendación, sino una necesidad vital. Mejora la memoria, reduce la inflamación cerebral y promueve el bienestar emocional. Debe ser integrado como un componente clave en la atención oncológica para optimizar la calidad de vida y la recuperación cognitiva.
Profesionales de la salud, incluidos oncólogos y fisioterapeutas, deben incluir el ejercicio como parte esencial del tratamiento, diseñando programas personalizados que respondan a las capacidades de cada paciente.
Promover el ejercicio no solo mejora los resultados cognitivos y emocionales, sino que también empodera a los pacientes, ofreciéndoles una herramienta activa para enfrentar los desafíos del cáncer. Es hora de que el ejercicio deje de ser un consejo secundario y se convierta en un pilar fundamental de la atención integral en oncología.
Bibliografía de interés para ampliar la información. Buscar en Pubmed:
Cellular mechanisms and treatments for chemobrain: insight from aging and neurodegenerative diseases
Doxorubicin-Induced Cognitive Impairment: The Mechanistic Insights
Cancer-related cognitive impairment: updates to treatment, the need for more evidence, and impact on quality of life—a narrative review
Physical exercise, cognition, and brain health in aging.
Effect of physical exercise on cognitive function after chemotherapy in patients with breast cancer: a randomized controlled trial (PAM study)
Cancer-related cognitive impairment: an update on state of the art, detection, and management strategies in cancer survivors